La arrogancia de Gustavo Torrico insulta al pueblo boliviano y aviva la indignación popular.
La Paz, Bolivia – 16 de agosto de 2024
El Viceministro de Coordinación y Gestión Gubernamental, Gustavo Torrico, ha provocado indignación generalizada en el país con sus recientes declaraciones sobre el cacerolazo y la crisis económica que golpea a Bolivia. Con una sonrisa despectiva, Torrico se burló de las protestas con cacerolas vacías que reflejan el hambre y la desesperación de miles de familias bolivianas, demostrando una desconexión alarmante con la realidad que atraviesa el pueblo.
“Mire, causa risa inclusive, porque están prostituyendo ideas de lucha y métodos de lucha que desde siempre hemos venido trayendo”, dijo Torrico, minimizando la protesta de cacerolazo, una acción simbólica que ha surgido en respuesta al incremento de precios de productos básicos, la falta de combustible y la escasez de dólares. Estas palabras no solo insultan la inteligencia del soberano, sino que también muestran una falta de empatía con la situación que millones de bolivianos enfrentan diariamente.
La actitud de Torrico fue aún más confrontativa cuando un periodista le preguntó sobre el aumento de precios en los mercados. En lugar de responder con seriedad y responsabilidad, el viceministro desafió al periodista a acompañarlo a un mercado, sugiriendo que la preocupación por el incremento de precios era mera especulación. “Yo lo llevo ahorita al mercado y le compro todo lo que usted quiera… no seremos especulativos periodista, hay que dar información, no ampliar la especulación”, afirmó con arrogancia, evadiendo la preocupación real de la población que lucha por alimentar a sus familias en medio de una inflación descontrolada.
En cuanto a la escasez de dólares, Torrico fue igualmente insensible, argumentando que si alguien decide comprar dólares a Bs 15 es “su problema”, ignorando completamente la desesperación de quienes se ven obligados a recurrir al mercado paralelo para obtener la divisa. “Si tú quieres comprarte a 15, ese ya es tu problema, ese ya es problema de cada uno”, sentenció, demostrando una falta total de comprensión sobre las dificultades económicas que atraviesa el país.
Estas declaraciones no han hecho más que enfurecer a un pueblo que ya se encuentra al borde de la desesperación. Mientras Torrico se ríe, las calles de Bolivia están a punto de estallar en una ola de protestas que reflejan la frustración y el dolor de una nación que siente que sus líderes viven alejados de su realidad. En lugar de calmar las aguas, la alevosía del viceministro ha echado más leña al fuego, avivando una indignación que podría desencadenar movilizaciones masivas en los próximos días.
El pueblo boliviano, cansado de la indiferencia y la falta de respuestas concretas, está dispuesto a tomar las calles para exigir el respeto y la atención que se merece. La arrogancia de Gustavo Torrico no pasará desapercibida; su falta de empatía no será olvidada. Las palabras de un viceministro que debería estar al servicio del pueblo, hoy resuenan como un insulto al dolor de una nación que clama por justicia y dignidad.