El Pueblo Unido se Perfila como el Gran Triunfador en las Elecciones de 2025 ante una Derecha Fragmentada y Desacreditada
La historia política de Bolivia da señales claras de que 2025 marcará un nuevo capítulo de victoria popular, liderado por el movimiento revolucionario encabezado por Evo Morales Ayma. Este líder histórico, a pesar de los intentos de magnicidio, la persecución judicial y el lawfare, sigue siendo el símbolo de resistencia, unidad y esperanza para las mayorías sociales del país.
En contraposición, el panorama de la derecha boliviana se presenta más fragmentado y debilitado que nunca. Tres grandes bloques emergen en este escenario de división:
1. La Derecha Tradicional, liderada por Tuto Quiroga
Con el lanzamiento de su candidatura presidencial, Jorge “Tuto” Quiroga, el expresidente vinculado a las políticas neoliberales que marcaron la década de los 90, busca reposicionarse políticamente. Sin embargo, su liderazgo carece de arraigo popular y está respaldado por un grupo de políticos desacreditados, incapaces de conectar con las demandas de la ciudadanía. Este bloque representa un retorno al pasado que el pueblo boliviano ha rechazado repetidamente.
2. La Nueva Derecha: Luis Arce y Manfred Reyes Villa
La alianza tácita entre el presidente Luis Arce Catacora y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, simboliza otro intento desesperado por consolidar un proyecto de poder. Luis Arce y sus secuaces traidores, quienes usurparon la sigla del MAS-IPSP con artimañas legales, intentan mantener el control, pero ni siquiera con este ardid logran conquistar el apoyo popular. Las calles, los sindicatos y las bases sociales los rechazan abiertamente, evidenciando que han perdido la legitimidad que alguna vez ostentaron bajo la bandera de un movimiento que hoy traicionan.
Por su parte, Manfred Reyes Villa, un representante del regionalismo cochabambino y defensor de las políticas neoliberales, se posiciona como un aliado en este proyecto disfrazado de continuidad. Juntos, intentan consolidar una “nueva derecha” que, lejos de unificar, profundiza la crisis interna del país.
3. La Unidad Popular, liderada por Evo Morales
En medio de este panorama, el liderazgo de Evo Morales se consolida como el eje articulador de las organizaciones sociales, indígenas y campesinas que exigen un retorno al verdadero proceso de cambio. Las movilizaciones masivas, como la reciente celebración del Día de la Revolución Democrática y Cultural en Chimoré, demuestran que el pueblo sigue firme junto a Morales, desbordando estadios y plazas en cada convocatoria.
Este movimiento con Morales a la cabeza, mantiene su capacidad de organización y movilización, garantizando que el proyecto revolucionario continúe siendo la opción de las mayorías frente a una derecha fracturada y sin propuestas viables.
Fractura y decadencia de la derecha
Además de los bloques mencionados, nuevas facciones de la derecha irán apareciendo en las próximas semanas, exacerbando la fragmentación de este sector político. Las divisiones internas y las ambiciones personales de sus líderes hacen imposible una coalición sólida, lo que los condena al fracaso electoral.
Mientras tanto, el pueblo boliviano, consciente de los logros alcanzados durante los 14 años de gobierno de Evo Morales y de los retrocesos sufridos desde 2019, apuesta por una revolución renovada que garantice la soberanía, la justicia social y el desarrollo económico.
El Pueblo Decidirá en 2025
La historia de Bolivia demuestra que solo el pueblo salva al pueblo. Frente a una derecha fragmentada y desacreditada, y a los intentos de deslegitimar el liderazgo de Morales, el pueblo boliviano ya vislumbra la victoria de las fuerzas revolucionarias en 2025.
El proceso de cambio sigue vivo, porque el pueblo sigue unido. Bolivia resiste, Bolivia lucha, y Bolivia se prepara para escribir una nueva página de su historia, reafirmando que el poder emana de las mayorías sociales, no de las élites ni de las siglas vacías.
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V:J:L